viernes, 6 de junio de 2014

¿Por qué se te "duerme" un brazo o una pierna?

El 95% de la población ha sentido alguna vez un entumecimiento, o el adormecimiento de alguna parte del cuerpo. Sus síntomas más comunes son la pérdida de sensibilidad, el hormigueo e incluso el dolor. Piernas, pies, brazos y manos son objeto de estos entumecimientos, anecdóticos en la mayoría de los casos pero que en otros constituyen los síntomas iniciales de trastornos más graves.

Su origen está en la compresión de los nervios que transmiten al cerebro las señales eléctricas.

Las malas posturas, los movimientos repetitivos, algunos trastornos crónicos o el proceso natural del envejecimiento son algunos de los motivos que se encuentran en la raíz de estas sensaciones. Las primeras experiencias de adormecimiento o entumecimiento que sentimos suelen venir de las malas posturas al dormir, cuando situamos un brazo bajo la cabeza durante la noche o nos quedamos dormidos leyendo o viendo la tele.

Es una sensación desagradable y como animales que somos por intuición para huir del dolor realizamos acciones como sacudirnos los dedos, cambiar de posición e intentar relajar la zona.

Cuando existe artrosis, un trastorno más común con el paso de los años, el desgaste de los huesos puede dar lugar a que en estos existan picos que rocen con los nervios y que produzcan estas sensaciones de hormigueo a largo por ejemplo de la columna vertebral. También sucede en el caso del ciático en la que se produce una compresión de los grupos de raíces nerviosas de la parte baja de la espalda.

Los movimientos repetitivos con las manos como agarrar o girar que son muy comunes en actividades profesionales como las agricultores, fontaneros o carpinteros pueden dar lugar trastornos como el de túnel carpiano, también muy común entre los profesionales que pasan largas horas al teclado. En este caso es el nervio mediano, en su paso por un estrecho canal en la base de la mano, el que resulta comprimido y produce dolor y adormecimiento en la mano, muñeca y brazo.

Los pacientes diabéticos deben ser especialmente prudentes en lo que se refiere a estos síntomas ya que pueden formar parte de la denominada neuropatía diabética.

En este trastorno, los finos vasos sanguíneos que aportan sangre a los nervios distales se ven alterados y producen un deterioro de la sensibilidad ante el dolor, sobre todo en el caso de los pies.

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